domingo, 7 de noviembre de 2021

Perder un combate no debería destruir a un esgrimista

 


 La mayoría de nosotros presumimos de las victorias que conseguimos, pero ignoramos las derrotas que minan nuestra confianza. Es un círculo vicioso que nos da vueltas y vueltas, alejándonos de nuestro verdadero potencial. 

Perder un combate no debería destruir a un esgrimista, sino que debería impulsarlo.

Este concepto es muy importante en la esgrima, aprender a manejar las frustraciones o las derrotas es una habilidad que podemos aplicar en muchos momentos de nuestra vida.

Siempre hay alguna zozobra o situación que no nos será favorable. Pero nunca, nunca debe ser tan devastadora que nos impida seguir avanzando.

La decisión de seguir adelante debe basarse en nuestra propia capacidad de elección, no dejándonos llevar por las circunstancias, ya que encontraremos el fracaso en muchas situaciones.

La visión o la percepción que tenemos de la victoria es parcial y poco realista.

Vemos la foto de la graduación, pero no vemos las largas horas de estudio.

 

Al actor o actriz recibiendo un oscar, Vemos la alegría y los aplausos, no vemos las veces que se presentó a los casting y no la aceptaron.

La ceremonia de entrega de medallas al campeón o campeona en unos Juegos Olímpicos, vemos... el himno de su país, las Banderas, la cara de felicidad del deportista en ese momento, pero no vemos las horas de duro entrenamiento y las cientos de derrotas brutales que sufrió por el camino hasta llegar ahí.

Evidentemente, cuando alguien llega a la cima y miramos hacia atrás, encontramos inspiración en todas las veces que se levantaron e hicieron frente a la derrota. Pero no cuando realmente experimentaron esa derrota. Cuando Pasaron por ese momento difícil en silencio... tal vez pensando en abandonar o preguntándose si serían capaces de reponerse de la carga emocional que les supuso esa derrota.

Este mensaje es triste, si, pero pero no ver esto y ser conscientes de ello, significa que ni nosotros mismos conocemos lo desafiante que es el camino hasta ese pináculo y perdemos de vista el verdadero y tremendo valor que hay en todos los caminos.

Son muchos más los esgrimistas que no consiguen una medalla de oro en los Campeonatos del Mundo que los que la consiguen, y sus historias también merecen la pena, porque el esfuerzo con mucha probabilidad sea el mismo que el que sí se subió al podium.

Sólo puede haber una persona en la cima. Eso no quiere decir que haya menos valor en las personas que pierden, sino todo lo contrario. La mayoría de las veces no llegaremos a la meta, por lo que debemos encontrar valor en esa derrota. Puede ser fortalecedora. Puede ser satisfactoria. Incluso puede ser emocionante.

No podemos dejar de lado esta simple verdad: el fracaso nos rodea. Y eso no es malo. La vergüenza es el problema.

Alardear de la victoria enfatiza lo incorrecto. Cuando se pone todo el énfasis en la victoria sin poner la cantidad adecuada de énfasis en la derrota, hace que la victoria sea hueca. No ha sido fácil llegar hasta aquí. Nos ganamos cada pedazo de sudor y de angustia emocional que se emplea tanto en las derrotas como en las victorias, por lo que debemos reconocer el mérito de ambas.

Una derrota valiente, muy disputada y con buena deportividad, debería ser un momento de orgullo. Debería sentirse bien perder si se pone el énfasis en lanzarse al asalto con todo el esfuerzo y todo el corazón. Por supuesto, la satisfacción no será la misma que si se gana y se sube a lo más alto del podio, pero no debería sentirse como una cuchillada en el corazón.

    EL gran problema; Es que nos avergüenza perder. ¿Por qué?...

     Aquí hay algunas razones

  • Los padres presionan a los esgrimistas para que ganen

  • Los entrenadores presionan a los esgrimistas para que ganen

  • Los esgrimistas sienten que lo que está en juego es demasiado alto

  • Los esgrimistas se presionan a sí mismos indebidamente

  • La cultura del deporte enfatiza la victoria

  • La sociedad enfatiza el concepto ganador - perdedor


La vergüenza es el enemigo que nos impide desarrollar nuestro potencial, sea cual sea.

En una competición de esgrima, unos padres vinieron preocupados a pedirme ayuda. Su hijo no había conseguido buenos resultados en poules y quería retirarse de competición. Sus padres intentaron por todos los medios convencerle de que continuara, pero estaba totalmente desmoralizado.
No es que no pudiera continuar físicamente, es que el desgaste mental por las derrotas lo agotó hasta el punto de abandonar. Su madre estaba desesperada porque le convenciera de que siguiera con la competición y no abandonara.
Lo llevé aparte y tuve una charla con él, con la esperanza de poder ayudarlo a ver el valor de sí mismo.
Y le dije: -"Si te rindes ahora, lo que recordarás de este día es que le diste a las circunstancias el control sobre ti".
Aunque todavía no se dé cuenta, esta situación se la encontrará una y otra vez a lo largo de su vida.

Lo más fácil es dejarlo, pero lo más difícil es recuperarse de haberlo dejado.

Lo que sientes ahora, si sigues adelante, lo olvidarás dentro de un tiempo y te sentirás orgulloso de ti mismo por haberlo intentado. Si lo dejas, lo que sientes ahora no desaparecerá".

A veces, algo tiene que asentarse para poder asimilarlo, especialmente cuando las emociones están a flor de piel. En este caso, el joven esgrimista estaba avergonzado por su actuación en la pista, y no quería sentir esa sensación durante mas tiempo. Es comprensible, pero también contraproducente a largo plazo.

Tanto si un esgrimista decide seguir en el deporte como si decide alejarse y hacer otra cosa con su tiempo y energía, nunca debería decidirse en base a una victoria o una derrota. Debe venir de algo más allá de la montaña rusa emocional que es naturalmente parte del ciclo de la competición.

El dolor de no ganar es efímero. En realidad, sólo durará un poco si seguimos adelante. Esto está muy bien ilustrado en la historia anterior, pero si piensas en tu propia experiencia con la derrota, verás esto mismo. Cuando sigues adelante, te aferras a emociones que son mucho más potentes.

Te sientes fortalecido porque has superado lo que creías que no podías superar.

Si permitimos que las circunstancias tomen el dominio sobre uno mismo, entonces no eres dueño de tus decisiones... ¿cómo puedes lograr tus objetivos?... Siempre habrá obstáculos, no importa si es la escuela o la esgrima o el trabajo o las relaciones.

Si un estudiante suspende un examen de matemáticas, ¿debe dejar las matemáticas? obviamente no. Seguirán adelante porque tienen que hacerlo, al menos durante un tiempo. Hay una inclinación necesaria para estudiar y volver a intentarlo porque deben pasar al siguiente grado.

Los niños no pueden dejar de ir a la escuela como pueden dejar de practicar un deporte, pero sí pueden dejar de intentarlo. Por eso es fundamental aprender a hacerse cargo de las situaciones que se sienten fuera de nuestro control emocional.

Puede que no parezca que perseverar después de perder una competición de esgrima sea algo importante, pero si lo es.

La elección que nos empodera, es aquella en la que no se tiene miedo. Cuando el miedo a perder es tan grande que parece una puñalada en el corazón, es cuando perdemos toda nuestra autonomía.

En lugar de pensar en una derrota como un problema devastador imposible de superar, debemos pensar en una sola pieza de un rompecabezas mucho más grande.


https://academyoffencingmasters.com/.../losing-should.../

 

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